En la asombrosa falda de la magnificente Cordillera de los
Andes, existe una variada flora color grisácea que suele crecer
exponencialmente en la medida que su fauna aumenta. En ella podemos encontrar
diferentes especies de seres humanos; mientras algunos benevolentes intentan
convivir entre ellos, otros mantienen su vigilia constante ante cualquiera que
le aceche, interfiera en su destino o perturbe su espacio, el cuál mientras más
especias de flora grisácea posea, más ensancha su pecho y su necesidad de
aislarse del resto. La otra especie, tiene un aspecto triste y lúgubre, y
pareciera que aunque está acompañado, su esperanza de convivir se agota
paulatinamente.
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